sábado, 22 de septiembre de 2007

Día del estudiante

"Qué mundo maleducado: no se preocupa de que haya cerca de 125 millones de chicos que no van a la escuela." María Rosa Martelli, quiosquera de Villa Crespo
Que nadie quede afuera. Que ninguno haya desertado. Que ninguno no se haya anotado. Que no haya adolescentes que no van a la escuela.
Por todos los barrios, en cada pueblo, en las zonas rurales, urbanas, conurbanas, que la escuela vaya apasionadamente a buscarlos, si ellos no van a la escuela.
De a miles, de a montones, de a poco, de golpe, que vuelvan los que la han abandonado, que empiecen los que nunca la empezaron.
De Norte a Sur y de Este a Oeste, que acudan a las escuelas como quien va en busca de su destino.
De todos los ámbitos, de todas las formas posibles, que todas las voces insistan con que los chicos tienen que ir a la escuela.
Y que para ellos haya libros a mano, que las bibliotecas sean una fiesta, un festín de mapas las mapotecas. Y que para ellos haya estufas en las aulas, hojas en las carpetas, computadoras en las salas de computadoras.
Que nadie quede afuera.
Que no haya adolescentes que no van a la escuela por culpa de la pobreza y la marginalidad.
Que se multipliquen las becas, los subsidios para proyectos educativos de inclusión, los esfuerzos para contener lo que se acusa de descarriado.
Que no haya adolescentes que no van a la escuela porque les han hecho creer que no es para ellos, tan descreídos de que un futuro mejor es posible.
Que nadie dude de que la escuela salva. Que ninguno deje la escuela por haber repetido. Que ninguno sea expulsado. Que ninguno sea excluido. Que nadie quede afuera. Que rebalse el aire de talleres, de cursos, de excursiones, que se respiren clases por todas partes y a toda hora.
Que mañana mismo pueda ir a anotarse quien quiera, que todos los días del año empiece el ciclo lectivo. Que ninguna escuela quede lejos.
De la misma forma en que se hacen las revoluciones, de la misma manera en la que se pone fin a lo imperdonable, todas las pasiones deberían aunarse, todos los desvelos deberían juntarse, para que no haya chicos en la calle, sino en la escuela.
Que ninguno haya desertado. Que ninguno esté ausente. Que ninguno no se haya anotado.
Y que la escuela sea la casa de todos, que la escuela sea la patria, un mundo propio para defenderse del mundo, para insertarse en él, para modificarlo.
Y que en cualquier turno y no importa en qué módulo, en los primeros años o en los últimos, en cada materia y en los recreos, la escuela sea lo más parecida posible a la felicidad.
Que los estudiantes tengan un inolvidable Día del Estudiante, y que llegue urgente el día en que ningún chico quede fuera de los festejos.
Por Mex Urtizberea
Para LA NACION

1 comentario:

Florencia dijo...

Coincido con que es muy importante el ir a la escuela. Porque aunque haya veces que pensemos que no sirve, que es aburrida, que solo perdemos el tiempo... esto es lo que va a determinar nuestro futuro. Del estudio depende de que el día de mañana podamos trabajar, y trabajar es lo que necesitamos para vivir. Creo que [b]TODOS[/b] tenemos el mismo derecho de ir a la escuela, y nadie tendria que cambiar esto por trabajar. En muchos casos es desición nuestra (como cuando repetimos por no estudiar, ó dejamos porque pensamos que no la vamos a terminar nunca), pero ahi veces que no es nuestra culpa... porque ahi muchos casos en los que los adolecentes se ven obligados a trabajar (ya sea para ayudar a la familia, o por tener que criar a los hermanos), todos conocemos este problema... pero nadie hace nada, porque esto no cambia. Vemos todos los dias chicos que trabajan en el horario escolar, chicos que están por la calle en vez de estar estudiando, o algunos que ni se preocupan por ir.
Como dije antes, creo que alguien se tendria que empesar a ocupar de este tema... porque al fin y al cabo, nosotros somos los que en un futuro vamos a ocupar su lugar ¿no?



Un beso. =)




Florencia Santoro